Bogotá, 04 de septiembre de 2025. Hablar de sexualidad con niñas, niños y adolescentes
sigue siendo uno de los mayores retos para madres, padres y cuidadores. Sin embargo,
expertos en salud mental y ginecología coinciden en que una conversación temprana, clara y
constante sobre este tema es una herramienta esencial para el bienestar, la protección y el
desarrollo emocional de los menores.
“La sexualidad es una dimensión humana que no se limita al acto sexual. Abarca el cuerpo,
las emociones, los vínculos y la identidad”, explica la doctora Claudia Marcela Gamboa,
ginecóloga obstetra de la Clínica Colombia de Colsanitas. Además, Gamboa resalta que
“cuando los niños no encuentran respuestas en casa, buscarán información en otros
entornos, lo cual puede exponerlos a contenidos erróneos o peligrosos”.
Por eso desde la infancia temprana, entre los 3 y 5 años, es fundamental enseñar el
nombre real de las partes del cuerpo, como pene y vulva, sin apodos ni diminutivos. Esto
no solo promueve el conocimiento corporal, sino que también permite a los menores
expresar con claridad si algo los hace sentir incómodos o inseguros. A esa edad ya es
posible hablar de las zonas privadas del cuerpo y explicar que nadie debe tocarlas sin su
permiso y que siempre pueden decir “no” ante cualquier situación que les incomode.
Conforme crecen, entre los 6 y 9 años, suelen surgir más preguntas. Es un momento
clave para hablar sobre las diferencias entre cuerpos, tipos de familias y diversidad en la
forma de sentir o expresarse. “Hablar con naturalidad del respeto por uno mismo y por los
demás fortalece la autoestima y previene el bullying y la discriminación”, explica la doctora
Gamboa.
Durante la pubertad, que suele presentarse entre los 10 y 15 años, los cambios físicos
como la menstruación, el desarrollo de los senos, las primeras erecciones o el crecimiento
de vello pueden generar dudas o inseguridades. Abordar estos temas sin vergüenza ni
misterio ayuda a que las y los adolescentes vivan esta etapa con mayor tranquilidad.
También es importante hablar del consentimiento, las emociones, las relaciones afectivas,
las infecciones de transmisión sexual y los métodos de protección. “Brindar información no
incita a iniciar una vida sexual temprana; al contrario, prepara a los adolescentes para tomar
decisiones responsables y cuidar su salud”, afirma Gamboa.
En todas las etapas, lo esencial es que madres, padres y cuidadores estén disponibles para
escuchar sin juzgar y responder con sinceridad. Si no se sabe cómo abordar algún tema, se
puede buscar apoyo en libros, materiales confiables o profesionales. “La sexualidad es parte
de la vida, y hablar de ella con naturalidad es una forma de cuidar lo más valioso: el
bienestar físico y emocional de los menores”, concluye Gamboa.