Bogotá, 9 de septiembre de 2025. En lo corrido de este año, más de 30.000 personas
han manifestado haber pensado en quitarse la vida en Bogotá, según el Estudio de
Salud Mental realizado por Naciones Unidas y la Secretaría Distrital de Salud. Esta cifra,
que representa un aumento de más del 200 % en los últimos cinco años, confirma la
necesidad urgente de hablar abiertamente sobre salud mental, reconocer los signos de
alarma y garantizar entornos de cuidado y acompañamiento oportuno.
El suicidio es una de las principales causas de muerte prevenibles a nivel mundial, y su
abordaje requiere una combinación de atención clínica, escucha activa, formación en
salud mental comunitaria y una red sólida de apoyo emocional.
“Hablar del suicidio no incentiva la conducta: la visibiliza, la previene y la humaniza.
Nuestro deber como instituciones de salud mental es abrir espacios de conversación
segura, fortalecer las redes de apoyo y ofrecer tratamientos basados en la dignidad y el
acompañamiento constante”, afirma Andrea Caballero, directora médica de la Clínica
Eirén.
Desde las clínicas de salud mental de la red Colsanitas también se ha hecho énfasis en la
importancia de identificar a tiempo las señales de alerta. La ideación suicida puede
expresarse de manera directa o indirecta, y requiere ser escuchada con atención y sin
prejuicios.
“Saber cuándo acudir a urgencias en salud mental puede salvar vidas. Si una persona
expresa que quiere morir, se aísla, pierde el sentido de vida o muestra señales de
autolesión, es fundamental no minimizar su dolor y acudir de inmediato a un servicio
especializado”, señala Ana María Pastran, gestora de salud mental de la Clínica Reina
Sofía.
En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, las instituciones de la red de
Clínica Colsanitas invitan a todas las personas a sumarse a la iniciativa del punto y coma,
un símbolo que representa la posibilidad de hacer una pausa, respirar y continuar. Así
como en la escritura este signo indica que la historia no ha terminado, en salud mental
se convierte en un mensaje de esperanza y continuidad.
Participar es sencillo: este 10 de septiembre, quienes deseen unirse pueden llevar una
prenda o cinta amarilla, dibujar un punto y coma, escribir junto a él un mensaje por la
vida, tomarse una foto y compartirla en redes sociales. Es un gesto simbólico, pero
poderoso, que puede convertirse en una forma de acompañar a quienes atraviesan
momentos difíciles.
Prevenir el suicidio es una tarea colectiva. Abrir espacios seguros para expresar el dolor,
garantizar acceso oportuno a servicios especializados y acompañar sin juzgar son
acciones que pueden marcar la diferencia. La iniciativa del punto y coma es
precisamente eso, una pausa que simboliza la posibilidad de seguir. Porque cuando
alguien encuentra una razón, aunque sea pequeña, para continuar, vale la pena
acompañarlo a escribir el resto de su historia.