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¿Y si la mejor vacuna no estuviera en una jeringa, sino en la lactancia materna?

1 de agosto de 2025 por
¿Y si la mejor vacuna no estuviera en una jeringa, sino en la lactancia materna?
ACIS

Bogotá, 31 de julio 2025. En el marco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, se

hace necesario reflexionar sobre el impacto de esta práctica natural, poderosa y

transformadora, no solo en la salud del bebé, sino también en la madre, la familia y la

sociedad.

La lactancia materna no es solo la forma más completa de alimentación en los primeros

meses de vida, también es un vehículo para fortalecer el vínculo entre madre e hijo,

contribuir al desarrollo cognitivo y emocional del bebé, y mejorar la salud física y emocional

de la madre. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la leche materna debe ser

el alimento exclusivo durante los primeros seis meses de vida, y puede mantenerse como

complemento hasta los dos años o más.

“La lactancia materna fortalece el sistema inmunológico del bebé desde el primer momento.

El calostro, esa primera leche que produce la madre, es como una vacuna natural que lo

protege de enfermedades gastrointestinales e infecciones respiratorias”, afirma Jeniffer

Rodríguez Maldonado, Jefe de Núcleo de Centros Médicos Colsanitas, enfermera

profesional y magíster en salud pública.

La leche materna es un alimento estéril, económico, disponible en todo momento y a libre

demanda, lo que representa una ventaja significativa frente a las fórmulas artificiales, tanto

por su impacto en la economía familiar como por su contribución al medio ambiente.

La lactancia es también el primer contacto piel a piel que permite al recién nacido

experimentar el sentido del gusto, estimular su desarrollo físico y emocional, y dar los

primeros pasos en el lenguaje a través del acto de succión. Este esfuerzo motor que realiza

el bebé fortalece su musculatura oral, lo cual incide en habilidades futuras como la

masticación y el habla.

“Desde el momento en que el bebé se aferra al pecho, se inicia una conexión única. La

lactancia no solo alimenta el cuerpo, sino también el alma, brindando seguridad, apego y

amor”, explica Rodríguez.

Además, durante la lactancia, el cuerpo de la madre libera oxitocina, una hormona que

favorece la contracción del útero y reduce el sangrado postparto, ayudando a una mejor

recuperación y además contribuye a la pérdida de peso natural tras el embarazo.

Desde los Centros Médicos Colsanitas, se trabaja de manera integral para apoyar a las

madres en todas las etapas: preconcepción, embarazo, parto y posparto. Este

acompañamiento incluye talleres grupales, consultas individuales y espacios

psicoprofilácticos, todos orientados a brindar información clara y práctica para una lactancia

exitosa.


“Nuestro rol como profesionales de la salud es estar cerca de las madres, escuchar sus

dudas y acompañarlas en el proceso. A veces damos por sentado que todas saben cómo

lactar, pero la realidad es que muchas enfrentan dificultades y necesitan apoyo”, destaca

Rodríguez.

Los cursos y talleres, que también involucran a las familias y redes de apoyo, abordan

aspectos fisiológicos como el desarrollo de los senos y el cambio de color del pezón,

técnicos como el agarre correcto del bebé y sociales derribando mitos y promoviendo el

papel de la pareja y la familia en la lactancia.

¿Y si la mejor vacuna no estuviera en una jeringa, sino en la lactancia materna?
ACIS 1 de agosto de 2025
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