Bogotá, 01 de diciembre de 2025. Durante décadas, la respuesta global al VIH se ha formulado y ejecutado alrededor de las poblaciones consideradas con mayor vulnerabilidad: hombres homosexuales, bisexuales, así como otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres; personas transgénero, personas que ejercen el trabajo sexual, personas que se inyectan drogas y personas privadas de la libertad. Estos grupos han sido priorizados por su alta exposición y por los impactos desproporcionados del virus en sus vidas. Sin embargo, esta focalización ha dejado en segundo plano una realidad que hoy es imposible ignorar: el creciente impacto del VIH en las mujeres cisgénero.
Según ONUSIDA, en 2024 el 53% de las 40,8 millones de personas que viven con VIH en el mundo son mujeres y niñas, un dato que evidencia un cambio sostenido en la epidemia y un desafío urgente para los sistemas de salud. Aun así, sus experiencias continúan siendo poco visibles en las políticas públicas, los programas de promoción y prevención y por supuesto, en los imaginarios sociales, donde no siempre son percibidas como una población igualmente expuesta.
La vulnerabilidad no es individual, es estructural
La vulnerabilidad frente al VIH se construye en condiciones sociales que anteceden al diagnóstico y continúan después de conocer el estado serológico. Muchas mujeres viven en contextos marcados por desigualdad de género, pobreza, informalidad laboral y barreras en el sistema de salud, además de estigmas sociales que, por años, han asociado el virus con juicios morales hacia las personas LGBTQ+ y hacia otras poblaciones históricamente expuestas.
Estas condiciones, que existen antes del diagnóstico, dificultan el acceso a información, educación, prevención, pruebas y acompañamiento oportuno. Por su parte, para quienes logran conocer su estado, estas mismas desigualdades se expresan en nuevas barreras: estigma en los servicios de salud, miedo a la divulgación involuntaria del diagnóstico, violencias basadas en género y dificultades para sostener el tratamiento y el acompañamiento integral. Por eso, la respuesta al VIH debe entenderse en clave estructural: las experiencias de las mujeres no son consecuencia, únicamente, de decisiones individuales, sino de condiciones sociales e institucionales que afectan su cuidado y bienestar.
¿Qué se requiere para transformar estas condiciones sociales?
Garantizar entornos seguros, libres de discriminación y con acceso pleno a servicios de salud sexual requiere acciones integrales que incluyan:
- Servicios de salud con enfoque de género y derechos humanos, donde las mujeres encuentren Educación Integral en Sexualidad, acceso a información, mecanismos de prevención como el condón, la PEP y la PrEP, pruebas diagnósticas y tratamiento sin estigma.
- Atención psicosocial permanente, que incluya acompañamiento emocional, identificación y prevención de violencias basadas en género.
- Participación real de mujeres que viven con VIH en los procesos de toma de decisión y construcción de políticas públicas.
- Presupuestos suficientes y sostenidos para implementar acciones de prevención, atención y acompañamiento comunitario.
En este escenario, reconocer el impacto del VIH en las mujeres debe convertirse en una prioridad de salud pública. Hacer visible esta realidad es apenas el primer paso: transformar sus condiciones requiere la participación de múltiples actores del Estado, del sector salud, de organizaciones comunitarias, de la cooperación internacional y de la sociedad civil en su conjunto.
En este esfuerzo, las organizaciones sociales y comunitarias cumplen un papel clave. Muchas de ellas trabajan en educación, reducción del estigma, defensa de derechos y creación de redes de cuidado para mujeres que viven con VIH. Proyectos como Marea, impulsado por Profamilia, fortalecen estas iniciativas mediante financiamiento, asesoría y acompañamiento territorial a organizaciones como la Fundación Huellas de Arte, que promueven procesos de autocuidado, liderazgo y autonomía.
Estas acciones comunitarias son esenciales, pero requieren apoyo sostenido, articulación interinstitucional y decisiones políticas que permitan avanzar hacia respuestas más integrales y equitativas. “Hoy contamos con datos claros: el VIH afecta cada vez más a mujeres y niñas. Lo que necesitamos ahora es voluntad colectiva para actuar. Es momento de pasar del reconocimiento a la implementación de políticas, servicios de salud diferenciales, procesos educativos que respondan realmente a sus necesidades particulares y que transformen los imaginarios sociales cargados de discriminación y estigma.”, aseguró Marta Royo, CEO de Profamilia.
Hacer visible lo invisible
Por eso, en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el VIH y el Sida, Profamilia hace un llamado a fortalecer la Educación Integral en Sexualidad para todas las poblaciones clave, incluyendo a mujeres y niñas; a garantizar servicios de salud sexual sin prejuicios ni barreras; y a ampliar el acceso a herramientas de prevención como el condón, la PrEP y la PEP, así como a diagnósticos y tratamientos oportunos.
Además, este 1 de diciembre, Profamilia y su proyecto Marea iluminarán la Torre Colpatria como un acto simbólico para visibilizar esta realidad y reafirmar que hoy es posible vivir con VIH con dignidad y acompañamiento, mientras trabajamos colectivamente para reducir su incidencia.
Si deseas conocer más información, acceder a pruebas o recibir acompañamiento, puedes comunicarte a línea de WhatsApp de Profamilia: 318 531 0121.
Acerca de Profamilia
Profamilia es la organización abanderada en la defensa de los Derechos Humanos, Sexuales y Reproductivos en Colombia, que durante 60 años ha garantizado el acceso a servicios de salud de alta calidad con un enfoque diferencial. Con presencia en más de 50 clínicas a nivel nacional, ha beneficiado a millones de personas, promoviendo el respeto y la inclusión. Su labor abarca desde servicios clínicos, oferta de productos especializados, producción de conocimiento, educación integral para la sexualidad, hasta la incidencia política. Con un enfoque basado en Derechos Humanos, Profamilia sigue impulsando la autonomía y el empoderamiento, apoyando a las personas para que ejerzan plenamente sus Derechos Sexuales y Reproductivos, contribuyendo a la equidad y la reducción de la pobreza. Para obtener más información visítenos en: www.profamilia.org.co y en redes sociales como @profamilia.colombia