Bogotá D.C., noviembre de 2025. En medio de los cambios económicos, el ahorro de los colombianos se consolida como un termómetro del bienestar financiero nacional. Las más recientes cifras del DANE muestran un incremento del 13,4% en el ahorro de los hogares durante el primer semestre de 2024, un dato que a primera vista podría parecer alentador, pero que contrasta con una tasa nacional de ahorro que apenas alcanza el 3,6% del PIB, muy por debajo de los niveles registrados hace una década.
Este contraste revela una recuperación aún frágil: si bien más colombianos logran destinar recursos al ahorro, el monto ahorrado sigue siendo bajo en proporción al tamaño de la economía. Factores estructurales como la alta propensión al consumo, la desigualdad de ingresos y la limitada cobertura pensional continúan restringiendo la capacidad real de acumulación de capital. En ese contexto, el 80,9% de los hogares asegura no tener posibilidad de ahorrar, mientras que el 70% de la población se considera pobre o vulnerable, lo que evidencia una brecha persistente entre la intención y la posibilidad de generar reservas financieras.
Desde la perspectiva institucional, Fincomercio —con más de 257.000 asociados en todo el país— se convierte en un reflejo de estas dinámicas. La mayoría de sus asociados pertenecen a los estratos 1, 2 y 3, y ven en el ahorro no solo un hábito financiero, sino una estrategia de estabilidad y resiliencia frente a los cambios en la economía actual.
De acuerdo con los datos internos de la cooperativa, los principales propósitos de ahorro son inversión (41,8%) y libre destinación (31,5%), orientados en gran medida a la mejora del hogar, el impulso de pequeños emprendimientos o la creación de fondos de emergencia. La educación, con un 7,4% de participación, se mantiene como la principal apuesta de futuro, confirmando que las familias siguen considerando la formación académica como la vía más segura hacia el bienestar a largo plazo.
Estos resultados dejan ver que el ahorro en Colombia no solo depende del ingreso, sino también de la confianza en el futuro y del acceso a mecanismos financieros adecuados. En este sentido, Fincomercio promueve una reflexión más amplia sobre la necesidad de fortalecer la cultura del ahorro, entendida no como un privilegio, sino como una herramienta de desarrollo social. “La cooperativa continúa trabajando en estrategias que acompañen las realidades cotidianas de sus asociados y fomenten hábitos financieros sostenibles, contribuyendo así al bienestar económico y al progreso de miles de hogares en el país”, explicó Mauricio García, director de la Red Nacional de Fincomercio.
¿Qué se puede hacer para que más colombianos logren ahorrar?
Expertos coinciden en que es necesario combinar educación financiera, disciplina y accesibilidad a productos sencillos. Algunas acciones que pueden marcar la diferencia son:
● Definir metas concretas y medibles: establecer objetivos pequeños —como crear un fondo de emergencia o pagar una deuda— motiva la constancia.
● Automatizar el ahorro: destinar un porcentaje fijo del ingreso mensual a una cuenta o producto de ahorro programado evita depender de la voluntad del momento.
● Reducir gastos innecesarios: revisar suscripciones, consumos y compras impulsivas permite liberar recursos sin afectar el bienestar.
● Buscar alternativas seguras y de bajo riesgo: cooperativas y entidades solidarias ofrecen opciones de ahorro flexibles y con tasas más justas.
● Fomentar la educación financiera desde la infancia: incorporar hábitos de planeación y ahorro en el hogar genera una cultura económica más sólida a largo plazo.
En definitiva, ahorrar sigue siendo un desafío para la mayoría de los hogares colombianos, pero también una de las herramientas más poderosas para alcanzar estabilidad y construir un futuro con mayor seguridad financiera.
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