Medellín, diciembre de 2025. Durante la temporada decembrina, la cocina se consolida como uno de los espacios más activos del hogar. El aumento en la preparación de alimentos, las reuniones familiares y el consumo de comidas típicas elevan de forma natural el riesgo de contaminación si no se fortalecen los hábitos de higiene y manipulación segura. Este riesgo no es menor: de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, cada año cerca de 600 millones de personas en el mundo se enferman por consumir alimentos contaminados, y alrededor de 420.000 fallecen por esta causa.
Es por esto que, teniendo en cuenta que este período implica una mayor rotación de personas, uso intensivo de superficies, refrigeración de sobras y manipulación simultánea de alimentos crudos y cocidos, es indispensable extremar las medidas de limpieza y control para proteger la salud de todos los miembros del hogar.
Inspirados en las cuatro “C” de la higiene en la cocina —Cocción (Cooking), Limpieza (Cleaning), Contaminación Cruzada (Cross-contamination) y Enfriamiento (Chilling)—, Essity con su marca Familia® agrupan en cinco reglas de oro las principales recomendaciones para que los hogares mantengan una cocina limpia y segura durante diciembre y a lo largo del año. Una práctica útil es imprimir estas reglas y ubicarlas en un lugar visible, como la nevera, para que todos los miembros de la familia las recuerden y las conviertan en hábito.
5 reglas de oro para una cocina limpia y segura en diciembre
1. Manos y hábitos personales impecables
Lavarse y secarse las manos es la primera y más importante medida de higiene en la cocina. Las bacterias se transfieren con facilidad desde las manos a los alimentos, utensilios y superficies. Por eso, es clave lavarlas con agua y jabón varias veces mientras se cocina y secarlas con toalla de papel desechable, antes de comenzar, después de manipular alimentos crudos, de sacar la basura, de usar el celular o de tocar mascotas. Además, mantener las uñas cortas y evitar usar anillos mientras se cocina, recoger el cabello largo y cubrir de inmediato cualquier pequeña herida con una curita ayuda a reducir aún más el riesgo de contaminación. Cuando toda la familia —adultos y niños— integra estos hábitos, la cocina se convierte en un espacio mucho más seguro.
2. Cocción y temperaturas seguras para los alimentos
Una de las principales causas de intoxicaciones alimentarias es consumir alimentos crudos o mal cocidos, especialmente carnes, aves o preparaciones que contienen huevo. Por eso, es fundamental asegurarse de que los alimentos estén bien cocidos en su interior, cortando las porciones para verificar su apariencia o utilizando, cuando sea posible, un termómetro culinario. La regla general es que las comidas calientes se sirvan a una temperatura mínima de 70 °C, ya que las bacterias se multiplican más rápido en el rango de 15 °C a 55 °C. Al recalentar, es importante que los alimentos queden bien calientes, sin zonas frías. Y al enfriar, se recomienda dejar que la comida baje un poco de temperatura antes de entrar a la nevera, pero sin superar las dos horas a temperatura ambiente, para evitar la proliferación de microorganismos.
3. Almacenamiento inteligente y nevera bien organizada
En época decembrina es habitual cocinar en grandes cantidades, guardar sobras o adelantar preparaciones para varios días. Por eso, el almacenamiento seguro se vuelve todavía más importante. Cubrir las sobras con película plástica, usar recipientes herméticos y cerrar bien los paquetes abiertos ayuda a proteger los alimentos del contacto con el aire, los químicos y otras fuentes de contaminación.
No se debe guardar comida caliente directamente en la nevera: lo ideal es dejarla enfriar un poco y luego refrigerarla o congelarla, siempre dentro de las primeras dos horas. Un tip clave para la seguridad alimentaria es descongelar siempre en la nevera y no a temperatura ambiente: esto evita cambios bruscos de temperatura que favorecen el crecimiento de bacterias.
4. Superficies, tablas y utensilios libres de contaminación cruzada
La contaminación cruzada se produce cuando bacterias presentes en alimentos crudos pasan a alimentos listos para consumir a través de superficies, tablas de cortar o utensilios. Para evitarla, es importante asignar tablas diferenciadas para carnes, pescados, frutas, verduras y pan, y lavarlas inmediatamente después de cada uso. Los mesones deben limpiarse tras cada preparación, retirando residuos de alimentos y secando regueros de líquidos. En esta tarea, contar con el respaldo de una marca como Familia® aporta una solución práctica para la limpieza inmediata de superficies de alto contacto, ayudando a reducir la propagación de bacterias. Asimismo, se recomienda no ubicar alimentos listos para consumo junto a carnes crudas, ni en la nevera ni en las superficies de trabajo, y limpiar con frecuencia puntos como manijas, perillas y grifos.
5. Basura, grasa y lavaplatos bajo control diario
La acumulación de residuos orgánicos y grasa favorece la presencia de malos olores y microorganismos. Por ello, la basura debe botarse de forma diaria, las bolsas deben cerrarse correctamente y la caneca debe limpiarse con regularidad. La grasa derramada sobre el mesón o la estufa debe retirarse de inmediato, idealmente utilizando toallas desechables que permitan absorberla y desecharla sin extenderla a otras zonas. El lavaplatos, por su parte, debe lavarse cada día con detergente, incluyendo los bordes y los grifos, y se recomienda secar el área circundante para evitar la acumulación de humedad. Estas acciones contribuyen a mantener una cocina en condiciones higiénicas óptimas.
“En la temporada decembrina, la cocina se convierte en el corazón del hogar y también en un espacio donde debemos cuidar la salud. Mantener hábitos de higiene, almacenamiento y limpieza no es solo cuestión de orden: es una forma de proteger a quienes más queremos. En Essity, con nuestra marca Familia®, promovemos prácticas simples y efectivas que puedes aplicar cada día para disfrutar celebraciones seguras y tranquilas”, afirmó Carlos Vélez, Marketing Director Familia®