Por: Mario Alberto Moreno Roa, experto y pionero en implementación de soluciones de identidad digital y ciberseguridad en Colombia y la región Country Manager, Incode Technologies Colombia
La transformación digital ha acelerado la forma en que los ciudadanos interactúan con bancos, gobiernos, hospitales y comercios. Cada día realizamos transacciones en línea, validamos nuestra identidad en segundos y accedemos a servicios críticos desde dispositivos móviles. Pero este avance trae consigo un desafío ineludible: la seguridad de la identidad digital.
De acuerdo con el informe de la Federal Trade Commission (FTC), en 2024 se registraron más de 5,7 millones de casos de fraude y robo de identidad en Estados Unidos, con pérdidas estimadas en más de USD 10.200 millones. En paralelo, el reporte de IBM ‘Cost of a Data Breach 2024’ reveló que el costo promedio de una filtración de datos alcanzó los USD 4,88 millones, siendo el sector financiero y el de salud los más impactados. En América Latina, la Organización de Estados Americanos (OEA) y el BID han señalado que los incidentes de ciberseguridad crecieron un 40 % en los últimos dos años, y que la mayoría de los fraudes están relacionados con la suplantación de identidad. El reto: fraudes cada vez más sofisticados
El reto: fraudes cada vez más sofisticados
Hoy no hablamos únicamente de contraseñas débiles o correos de phishing. La inteligencia artificial es usada también por los atacantes para crear identidades sintéticas, deepfakes hiperrealistas y ataques de ingeniería social mucho más convincentes. Según Juniper Research, los fraudes de identidad digital costarán más de USD 206 mil millones en el mundo entre 2021 y 2025. En este contexto, confiar en mecanismos tradicionales de validación (documentos físicos o claves estáticas) resulta insuficiente.
La respuesta: identidad digital robusta y biométrica
Desde mi rol en Incode, hemos visto cómo la adopción de tecnologías de biometría facial, liveness detection, validación documental en tiempo real y análisis de comportamiento basado en IA está marcando la diferencia. Estas herramientas permiten:
- Reducir el fraude en procesos de onboarding financiero.
- Proteger programas sociales y gubernamentales de suplantaciones.
- Blindar el sector salud contra el robo de historias clínicas y fraudes en seguros.
- Agilizar procesos de transporte y viajes, mejorando al mismo tiempo la seguridad.
La clave está en combinar precisión tecnológica con cumplimiento regulatorio. Normas como el GDPR en Europa, HIPAA en el sector salud en EE. UU. o la Ley 1581 de 2012 en Colombia, demuestran que la protección de datos personales no puede desligarse de la innovación tecnológica.
Colombia y la región: una oportunidad estratégica
Colombia ha sido pionera en la implementación de identidad digital con la Cédula Digital y proyectos de biometría en aeropuertos, notarías y bancos. Sin embargo, los próximos años serán decisivos. El Banco Interamericano de Desarrollo estima que la digitalización plena de los servicios financieros en América Latina podría generar un crecimiento adicional del PIB regional del 5 % en la próxima década, siempre que se logre garantizar confianza y seguridad.
Los retos son claros:
¿Cómo garantizar que estos sistemas sean inclusivos, llegando a poblaciones rurales y vulnerables?
¿Cómo equilibrar la innovación tecnológica con la transparencia en el uso de IA y biometría?
¿Qué rol deben jugar el Estado, la academia y el sector privado en la construcción de un ecosistema de confianza digital que reduzca la brecha digital y mejore la ciber resiliencia?
Un llamado a los ingenieros de sistemas
Los ingenieros de sistemas en Colombia tienen una gran responsabilidad de ir más allá de la tecnología: debemos diseñar soluciones éticas, auditables y resilientes. La IA aplicada a la identidad digital no solo protege transacciones, también resguarda derechos fundamentales como la privacidad, la confianza ciudadana y la seguridad nacional.
La Asociación Colombiana de Ingenieros de Sistemas (ACIS) abre este espacio para reflexionar y actuar. Porque el futuro de nuestra identidad -y con ella la estabilidad económica y social- dependerá de cómo enfrentemos, desde hoy, los desafíos del fraude y la ciberseguridad.
Conclusión
Estamos frente a un punto de inflexión. El futuro de la identidad digital dependerá de la capacidad de los países y las organizaciones para anticipar amenazas y adoptar tecnologías basadas en inteligencia artificial y biometría que sean seguras, transparentes y confiables. Las pérdidas por fraudes seguirán creciendo si no se establecen marcos robustos de ciberseguridad que unan a gobiernos, empresas y sociedad civil.
Colombia y América Latina tienen la oportunidad de convertirse en líderes regionales en identidad digital segura, pero ello requiere voluntad política, inversión sostenida y, sobre todo, ingenieros de sistemas capaces de diseñar y auditar los modelos del mañana. La identidad digital no es solo un tema tecnológico: es el cimiento de la economía digital, la confianza ciudadana y la seguridad nacional en el siglo XXI.