Bogotá, septiembre de 2025. De acuerdo con Klik Energy, compañía especializada en
soluciones digitales para la gestión de la energía, el Cargo por Confiabilidad se ha
consolidado como una herramienta clave para proteger al país frente a escenarios de
escasez y asegurar la sostenibilidad del sistema eléctrico en el largo plazo, por lo que
eliminarlo pondría en riesgo el abastecimiento energético del país.
El Cargo por Confiabilidad es un mecanismo regulatorio del sector eléctrico colombiano
diseñado para garantizar que el país disponga siempre de la energía necesaria, incluso
en situaciones críticas como sequías prolongadas asociadas al fenómeno de El Niño,
fallas técnicas o incrementos inusuales en la demanda.
Este mecanismo funciona a través de un pago fijo adicional incluido en la tarifa de energía
que los usuarios pagan mes a mes. Dicho pago es entregado a los generadores de
energía a cambio de un compromiso clave: disponer de capacidad firme de generación
cuando el sistema lo requiera. En otras palabras, no se trata de un cobro directo por la
energía consumida, sino de una garantía de disponibilidad futura que permite que el
suministro nunca falte, incluso en momentos de alta presión sobre el sistema eléctrico.
Cuando el país enfrenta periodos de escasez energética debido a la reducción de la
hidrología como sucedió en el 2024 o a un incremento inesperado de la demanda, las
plantas que reciben este cargo deben entregar la energía comprometida. Este esquema
ha sido fundamental para mantener la estabilidad energética de Colombia durante las
últimas décadas.
Su importancia radica en varios aspectos. En primer lugar, fortalece la seguridad
energética del país, teniendo en cuenta que cerca del 70% de la electricidad nacional
proviene de fuentes hidroeléctricas que se ven afectadas en periodos de sequía. También
garantiza la estabilidad del suministro, reduciendo el riesgo de apagones o
racionamientos como los que se vivieron en los años noventa. De igual forma, envía
señales claras de inversión en infraestructura, lo que incentiva a construir nuevas plantas
o mantener las actuales en operación.
En el marco de la transición energética, el Cargo por Confiabilidad resulta aún más
estratégico, ya que asegura que las fuentes intermitentes, como la solar y la eólica,
cuenten con un respaldo confiable que sostenga el sistema.
De acuerdo con Esteban Quintana, CEO de Klik Energy, “el Cargo por Confiabilidad ha
demostrado su efectividad. En 2024, durante el fenómeno de El Niño, las plantas térmicas
respaldaron al sistema cuando la generación hídrica disminuyó, evitando fallas en el
suministro. Sin embargo, es urgente acelerar las subastas de la CREG para atraer nuevas
inversiones que permitan garantizar la energía de los próximos años”.
Actualmente, cerca del 70% de la generación nacional proviene de fuentes hidroeléctricas
y el 30% de térmicas. Esta combinación ha permitido que, pese al aumento en el precio
de la energía en algunos sectores, el país no haya sufrido desabastecimiento eléctrico.
Sin embargo, el gran reto está en atraer nuevos proyectos que fortalezcan la capacidad
instalada, especialmente ante escenarios de presión climática y creciente demanda
energética.
Klik Energy ha implementado estrategias de respaldo para plantas que han enfrentado
retrasos en su entrada en operación, evitando que pierdan su Cargo por Confiabilidad y
asegurando que puedan aportar energía al sistema cuando más se necesite. La compañía
también ha impulsado la participación de grandes consumidores de energía, quienes han
podido generar ingresos por más de USD 6 millones gracias a programas de gestión
energética que, a su vez, refuerzan la seguridad del sistema eléctrico.
Estos respaldos se materializan al brindar oportunidades a la demanda —los
consumidores de energía— de recibir parte del Cargo por Confiabilidad por apoyar a los
generadores y, en consecuencia, al país. Actualmente, Klik representa cerca del 35% de
los respaldos de los generadores en el mercado.
En este sentido, la eliminación del Cargo por Confiabilidad pondría en riesgo la seguridad
energética nacional, por lo que, lejos de retirarlo, resulta fundamental fortalecerlo y
complementarlo con nuevas inversiones que aseguren la energía que Colombia necesita
para su desarrollo.