• 7 de cada 10 personas en el mundo perciben daño en su pelo sin identificar correctamente la causa.
• El Dyson Global Hair Study un análisis a más de 23.000 personas revela que el calor extremo perfora la fibra capilar y compromete su brillo, fuerza y elasticidad.
• Hábitos cotidianos como el uso frecuente de herramientas térmicas, el secado a altas temperaturas o las rutinas rápidas de styling intensifican el daño, especialmente durante la temporada de celebraciones.
Bogotá, diciembre de 2025 En Colombia, diciembre nos pone la vida en modo acelerado. Las ciudades se llenan, los tránsitos se vuelven eternos, el clima cambia de humor y la agenda social se vuelve una maratón sin pausa. Entre los alumbrados de Medellín, los planes culturales en Bogotá, los viajes improvisados a Cartagena, la Feria de Cali y las escapadas a Villa de Leyva, hay un ritual que atraviesa todo el país: cambiar el look para recibir el Año Nuevo.
Aunque para muchos es un gesto simbólico, algo entre cerrar ciclos, verse bien en fotos y sentir que empieza un capítulo nuevo, hay un detalle del que casi nadie habla: el pelo lo recuerda todo. Los planchados apurados antes de salir, el secador a las 7:00 a. m., los retoques después de bailar toda la noche… cada una de esas decisiones deja huella, y diciembre multiplica ese impacto.
El estudio global de Dyson [1]muestra un patrón universal, sin importar el clima, el tipo de pelo o la cultura: la mayoría percibe daño capilar, pero pocos reconocen su origen real. Muchos lo atribuyen a la caspa, al frizz o a la caída, cuando en realidad el deterioro profundo ocurre dentro de la fibra capilar. El calor extremo perfora microscópicamente la fibra, dejando un rastro invisible que se manifiesta en menos brillo, puntas abiertas y un pelo que no responde como debería.
A esto se suman los hábitos diarios: el lavado casi cotidiano por clima o transporte público; el secado matutino para evitar la gripa; la preferencia por el liso brillante uno de los estilos más vulnerables al calor y la confianza excesiva de muchos hombres en que su pelo “está sano”, pese a ser quienes menos protección utilizan.
Los colombianos añadimos un factor de prueba extra en lo geográfico: en un solo fin de semana podemos pasar del frío andino al calor del Caribe; de la humedad paisa al clima seco de Boyacá. Ningún pelo está diseñado para tantos cambios en tan poco tiempo. Brisa, sol, piscina, playa, sudor y carretera completan el combo de estrés capilar de fin de año.
En los últimos años, Dyson ha confirmado a través de su investigación que la clave para proteger la fibra capilar es sencilla: evitar el calor extremo. Sus estudios internos muestran que las herramientas que controlan de manera precisa la temperatura pueden disminuir hasta en un 50 % el daño térmico, un hallazgo que ha orientado toda su ingeniería de styling.
Bajo esta lógica, la Dyson Airwrap™ utiliza el efecto Coanda un fenómeno físico que permite dirigir el flujo de aire para moldear el cabello sin recurrir a placas calientes. La Dyson Airstrait™, por su parte, utiliza chorros de aire de alta precisión que permiten alisar sin depender de temperaturas agresivas.
Porque sí: las ondas para el 31, el glossy blowout de las fotos familiares o el moño elegante de la cena seguirán ahí; eso no cambia. Lo que sí cambia es que ahora sabemos qué ocurre realmente dentro del pelo cuando lo sometemos al calor extremo. Un look espectacular dura una noche, un pelo sano, todo el próximo año.
Acerca de Dyson
Dyson es una empresa global de investigación y tecnología con operaciones de ingeniería, desarrollo, fabricación y pruebas en Singapur, Reino Unido, Malasia, China y Filipinas. Es una compañía familiar fundada en 1993 que ha invertido sin descanso en tecnologías mecánicas básicas, como motores, filtración y flujo de aire, creando equipos de expertos en los campus de investigación y desarrollo. Emplea a más de 14,000 personas en todo el mundo, incluido un equipo de ingenieros de 6,000 personas y vende sus productos en 85 mercados internacionales.