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Descansar en vacaciones no es igual para todos, la clave está en la personalidad

28 de julio de 2025 por
Descansar en vacaciones no es igual para todos, la clave está en la personalidad
ACIS

 Llenar la agenda de planes o ver series todo el día no siempre ayuda al

descanso mental.

 Las vacaciones ideales no se miden en destinos, sino en cómo se

permite respirar al cerebro.

 Una desconexión digital de 24 o 48 horas reduce las interrupciones

atencionales y mejora el sueño.


Bogotá, julio de 2025

Dormir más, alejarse del computador o dejar de trabajar no siempre garantiza un verdadero descanso

mental. La manera en la que el cerebro logra recuperarse varía de persona a persona y está

directamente relacionada con su personalidad, hábitos y estilo de vida. “Descansar el cerebro implica

reducir la demanda de las redes atencionales y permitir que el “modo por defecto” trabaje sin

interferencias”, afirma Jon Andoni Duñabeitia, Catedrático en Psicología y director del Centro de

Investigación Nebrija en Cognición (CINC) de la Universidad Nebrija. De esa manera, se consolidan

recuerdos, algunos sistemas hacen un trabajo de limpieza del cerebro y el eje emocional se

reequilibra. A diferencia de lo que muchos creen, el cerebro no se apaga en vacaciones: simplemente

cambia de tarea para afinar sus circuitos y prepararse para nuevos retos.

“Cada temperamento busca su propio equilibrio entre estímulo y reposo”, sostiene Duñabeitia, quien

aclara que los rasgos de introversión o extraversión, así como las tendencias creativas o analíticas de

cada persona, determinan qué tipo de actividades resultan verdaderamente reparadoras. “Las

personas con rasgos de introversión pueden descansar al disminuir la estimulación social, realizando

actividades como leer o pasear solos. En cambio, las personas extrovertidas descansan charlando o

jugando en grupo, ya que la dopamina social eleva su umbral de fatiga”, explica.

Incluso los errores comunes durante las vacaciones están relacionados con una visión equivocada

del descanso. Llenar la agenda con actividades, responder correos ‘por si acaso’ o alterar

completamente los horarios de sueño son prácticas que mantienen al cerebro en un estado de alerta

que impide una verdadera desconexión, porque “mantienen activos circuitos cerebrales a los que

precisamente queremos dar descanso”.

Uno de los elementos que más interfiere con el descanso mental es el uso constante de dispositivos

tecnológicos. Las pantallas prolongan la excitación cortical, retrasan la producción de melatonina y


nos mantienen en modo de vigilancia permanente. Una desintoxicación o desconexión digital de 24 o

48 horas reduce las interrupciones atencionales y mejora el sueño. “No se trata de demonizar la

tecnología, sino de usarla adecuadamente y controlar los momentos: bloques acotados de uso,

notificaciones silenciadas y móvil fuera del dormitorio”, agrega.

”. Duñabeitia enfatiza que la clave está en identificar qué tipo de actividades permiten a cada persona

salir del modo automático y reconectar con su bienestar. Una persona más activa puede descansar

mejor haciendo senderismo suave o nadando, mientras que otra que prefiera la calma puede

encontrar la recuperación mental a través de ejercicios como colorear, armar rompecabezas o

escuchar música instrumental.

Descansar bien tiene efectos visibles tanto en el corto como en el largo plazo. A nivel inmediato, se

manifiesta en un mejor humor, mayor claridad cognitiva, capacidad de concentración y flujo creativo.

A largo plazo, contribuye a una mayor productividad sostenible, previene el desgaste profesional y

disminuye el riesgo de trastornos como la depresión o el deterioro cognitivo. Un cerebro que

descansa bien es un cerebro que se protege, que aprende mejor y que toma decisiones con mayor

lucidez.

Incluso para quienes no cuentan con muchos días o recursos para vacacionar, el profesor propone

estrategias simples que pueden marcar la diferencia. “Basta con definir bloques diarios de noventa

minutos sin pantallas ni metas concretas, ya que una ventana temporal así ya puede revertir la fatiga

atencional. Duñabeitia también recomienda priorizar experiencias significativas en lugar de cumplir

con listados de lugares por visitar y aconseja, si es posible, dejar un día sin plan establecido al final

del viaje, “para que el cerebro integre las vivencias antes de la vuelta a la rutina”.

Descansar en vacaciones no es igual para todos, la clave está en la personalidad
ACIS 28 de julio de 2025
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