Bogotá, 25 de septiembre de 2025. Uno de los retos más urgentes del país es garantizar la educación de calidad en las zonas rurales. Ante este panorama, la Fundación Terpel hace un llamado a visibilizar la situación en estos territorios donde aún persisten brechas profundas en acceso, permanencia, cobertura y calidad educativa.
Conscientes de esta realidad, la Fundación comparte cinco razones fundamentales para impulsar la educación en estas regiones:
- Reducción de desigualdades: las zonas rurales suelen enfrentar brechas significativas en acceso, calidad y permanencia escolar. Sin oportunidades de aprendizaje, estas comunidades quedan atrapadas en ciclos de pobreza y exclusión.
- Desarrollo económico local: la formación académica permite que los jóvenes rurales accedan a mejores oportunidades laborales, impulsen emprendimientos agrícolas o rurales, y contribuyan al crecimiento de sus comunidades.
- Fortalecimiento de la identidad cultural: la educación en contextos rurales debe adaptarse a las realidades locales, respetando tradiciones, lenguas y saberes ancestrales, lo que fortalece el tejido social y cultural.
- Prevención de problemáticas sociales: la ausencia de educación está directamente asociada con mayores índices de embarazo adolescente, trabajo infantil y violencia. Garantizar el acceso a una educación de calidad no solo brinda herramientas para el desarrollo personal, sino que reduce la vulnerabilidad frente a estas problemáticas.
- Acceso a derechos básicos: la escolaridad es una puerta de entrada a otros derechos, como la salud.
Estas razones cobran aún más relevancia al revisar las cifras del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Universidad Javeriana que indican que el 15,5% de las sedes educativas rurales no cuenta con electricidad, solo el 46% de la población rural accede a la educación media y 3 de cada 4 colegios carecen de conectividad. Además, los resultados académicos en estas zonas siguen estando por debajo del promedio nacional.
A esto se suma el reto docente de muchos profesores que deben atender aulas multigrado, lo que exige competencias pedagógicas especializadas, que se deben desarrollar. Sin embargo, las difíciles condiciones laborales y la falta de incentivos desmotivan a los más calificados para ocupar estas plazas, perpetuando la baja calidad en la enseñanza.
“Creemos que una máxima atención a la educación rural es el camino para un país más equitativo y competitivo. Por eso llegamos a territorios remotos con programas que buscan mejorar los aprendizajes, y a su vez reconocen la riqueza de cada región, acompañando a los docentes y motivando a los jóvenes a construir sus proyectos de vida en sus comunidades”, afirmó Marcela Montoya, directora ejecutiva de la Fundación Terpel.
La Fundación Terpel trabaja para ayudar a cerrar las brechas educativas en los territorios más apartados del país, mediante programas que integran los saberes locales, las dinámicas propias de cada región y sus particularidades culturales. Lo hace bajo la convicción de que la educación rural no es solo un derecho, sino un plan estratégico para transformar territorios, arraigar a los jóvenes en sus comunidades y generar oportunidades de vida sostenibles.
Es este sentido, reafirma su compromiso de ser parte activa de este propósito nacional, convencida de que invertir en educación es invertir en el futuro de Colombia.
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Sobre Terpel
Terpel es una compañía de origen, tradición y talante colombiano que por más de 57 años ha estado comprometida con el país, promoviendo su desarrollo, creciendo de la mano de sus afiliados y trabajando bajo una estricta política de ética y gobierno corporativo. Su propósito es impulsar y movilizar a las personas, a las empresas y al país con la mejor energía.
Además de su sólida presencia en Colombia, opera en Ecuador, Panamá, República Dominicana y Perú. En Latinoamérica, cuenta con una red compuesta por 2.460 EDS y 606 Puntos de Conveniencia, incluyendo tiendas, kioscos, foodtrucks, y autolavados. También opera en 31 plantas de abastecimiento en Colombia. En el sector de Aviación, lidera el mercado con operaciones en 20 aeropuertos colombianos, y tiene presencia en cinco aeropuertos en República Dominicana, cinco en Panamá y el principal aeropuerto de Perú. Asimismo, son el distribuidor autorizado de lubricantes Mobil en Colombia, Ecuador y Perú.
Para la Organización la transición energética es una oportunidad que la compromete y la motiva a movilizar al país y al consumidor en los desafíos de cara al cambio climático. Con su experiencia, las capacidades actuales y una oferta diversificada de energéticos avanzan hacia la reducción de las emisiones, y así, desde el presente, construir un futuro más sostenible.
Terpel ha sido reconocida como una de las empresas más sostenibles del mundo y la única de distribución de combustibles de Colombia incluida en el Anuario de sostenibilidad de Dow Jones, la publicación más importante en estos asuntos.
Como un aliado estratégico del país, Terpel promueve el desarrollo integral de las personas, capacita a sus empleados, contribuye al bienestar de las comunidades vecinas y, desde hace 20 años, apoya el futuro de Colombia a través de los programas de calidad educativa liderados por la Fundación, los cuales han beneficiado a más de 2 millones de personas.
Impulsamos país, porque somos país.