Bogotá, 2 de septiembre de 2025. El cáncer de cabeza y cuello es una enfermedad que
puede desarrollarse sin mostrar signos evidentes en sus etapas iniciales, lo que dificulta su
detección temprana y reduce las posibilidades de un tratamiento exitoso. Esta patología
afecta distintas partes de la cabeza y el cuello, incluyendo la boca, la nariz, la garganta, la
tiroides y las glándulas salivales. Dependiendo del tejido en el que se origina, puede
manifestarse como carcinoma, linfoma o sarcoma.
A nivel mundial, el cáncer de cabeza y cuello representa el 25 % de los diagnósticos
oncológicos y es responsable de aproximadamente 630.000 nuevos casos cada año. Entre
los principales factores de riesgo se encuentran el consumo de tabaco y alcohol, la infección
por el Virus del Papiloma Humano (VPH), la exposición a sustancias químicas peligrosas y la
radiación solar sin protección.
“Según la Liga Colombiana Contra el Cáncer, alrededor del 70 % de los pacientes son
diagnosticados cuando la enfermedad ya está localmente avanzada, lo que disminuye
significativamente las probabilidades de una recuperación efectiva. Por ello, es fundamental
fomentar la concienciación sobre los síntomas y la importancia de la detección temprana”,
afirma el doctor Andrés Alberto Álvarez, cirujano de cabeza y cuello adscrito a Colsanitas.
Los primeros signos de esta enfermedad pueden ser sutiles y fácilmente confundidos con
otras afecciones. Entre los principales síntomas se encuentran dolor de garganta
persistente, ronquera, dificultad para tragar, bultos en el cuello, entumecimiento en la cara,
pérdida de peso inexplicable, sangrados bucales o nasales y la aparición de llagas en la
boca que no cicatrizan en un plazo de 15 días.
El diagnóstico se lleva a cabo a través de exámenes físicos, endoscopias, biopsias y
pruebas de imagen para evaluar la extensión del tumor. Aunque tradicionalmente esta
enfermedad ha afectado en mayor medida a personas mayores de 50 años, en los últimos
tiempos se ha registrado un incremento en pacientes jóvenes debido a la infección por VPH.
Para reducir el riesgo de desarrollar cáncer de cabeza y cuello, los especialistas
recomiendan evitar el consumo de tabaco y alcohol, utilizar protección solar, mantener una
alimentación saludable y acudir regularmente al odontólogo para identificar cualquier señal
de alerta. Además, la vacunación contra el VPH en edades tempranas puede ser clave para
prevenir ciertos tipos de esta enfermedad.
La detección temprana puede marcar la diferencia en el pronóstico de los pacientes.
Informarse sobre los factores de riesgo y prestar atención a los síntomas iniciales es el
primer paso para enfrentar esta amenaza silenciosa.