En el país, donde más del 80% de las pequeñas y medianas empresas no sobreviven más
de cinco años, la presión por optimizar costos y adaptarse al entorno digital se ha vuelto
una cuestión de supervivencia. Hoy, las compañías enfrentan una decisión estratégica:
adoptar inteligencia artificial (IA) para automatizar tareas y decisiones, o quedarse
rezagadas en un mercado cada vez más competitivo.
Y la transformación ya está en marcha. Según cifras de MinTIC, cerca del 63% de las
pymes aumentaron su inversión en herramientas digitales durante el último año, pero solo
1 de cada 5 ha comenzado a integrar tecnologías de IA en sus operaciones. Este rezago
representa una oportunidad latente.
“Esta tecnología permite a las empresas tomar decisiones más rápidas y certeras, sin tener
que crecer en estructura. Es como tener un analista, un asesor comercial y un contador
trabajando en segundo plano las 24 horas del día”, explica Hernán Rodríguez, docente
de Inteligencia Artificial en Infinited Areandina.
Desde Bogotá, Medellín hasta Barranquilla o Bucaramanga, unidades productivas
medianas y pequeñas ya están usando agentes inteligentes para automatizar tareas
repetitivas, reducir errores contables y personalizar la atención al cliente. Por ejemplo,
recientemente fue noticia como un restaurante en Pereira automatizó sus reservas a través
de un chatbot conectado a WhatsApp; o una ferretería en Cali implementó análisis
predictivo para anticipar su demanda por temporada y evitar quiebres de stock.
Los casos se multiplican. “La transformación digital ya no es opcional. Las pymes que
entienden esto y comienzan a integrar IA, por pequeña que sea la aplicación, logran una
ventaja clara frente a sus competidores”, advierte Rodríguez.
Lo que usted necesita saber antes de delegar tareas a la inteligencia artificial
Muchas herramientas están disponibles hoy bajo modalidad software como servicio
(SaaS), con costos mensuales accesibles y sin necesidad de contratar desarrolladores.
Algunas funcionan con lógica no-code o low-code, lo que permite a los equipos sin
experiencia técnica utilizarlas con facilidad.
Pero antes de invertir, es importante identificar procesos repetitivos, de alto volumen o
propensos a errores. Esto puede incluir desde responder preguntas frecuentes hasta
gestionar facturación, analizar bases de datos de clientes o clasificar correos electrónicos.
Con un objetivo claro (por ejemplo: reducir tiempos de respuesta en un 40% o disminuir
errores contables en un 70%), se pueden implementar pilotos que demuestren retorno de
inversión en pocas semanas.
“Es un error pensar que la IA es sinónimo de reemplazo laboral. En realidad, libera a los
equipos de tareas rutinarias para que puedan enfocarse en lo que realmente aporta valor.
Potencia el talento humano, no lo elimina”, enfatiza el docente de Infinited Areandina.
Entre los beneficios más reportados por las empresas que ya la usan están:
Ahorro de tiempo y aumento de productividad del personal.
Reducción de errores financieros y operativos.
Incremento en conversiones de ventas gracias a la personalización.
Mejor experiencia del cliente gracias al soporte automatizado 24/7.
Eso sí, la adopción de este recurso ‘tech’ exige responsabilidad. Existen riesgos como el
uso de datos mal estructurados, decisiones sesgadas o dependencia excesiva de los
algoritmos sin supervisión humana. Una recomendación clave es mantener siempre un
componente humano en la validación de decisiones críticas, y elegir proveedores con
estándares de seguridad y privacidad adecuados.
“El mayor riesgo es creer que todo lo que dice un algoritmo es correcto. La IA debe ser
supervisada, auditada y adaptada constantemente. Una pyme debe combinar inteligencia
artificial con inteligencia empresarial”, subraya Rodríguez.
La acción más peligrosa es no actuar
En un entorno donde la eficiencia ya no es una opción sino una necesidad, las pymes
colombianas tienen en las tecnologías emergentes unas herramientas poderosas,
concretas y accesibles. No se necesita un gran presupuesto ni un equipo de ingenieros
para comenzar: lo que se requiere es claridad sobre los procesos a optimizar, apertura al
cambio y disposición para aprender.
Capacitar al equipo, elegir una herramienta sencilla y comenzar con un piloto son pasos
alcanzables para cualquier negocio. En la economía digital, la acción más peligrosa es no
actuar.
“La IA democratiza la innovación. Hoy, una ferretería de barrio puede competir con
cadenas nacionales si sabe usar bien sus datos y automatizar con inteligencia. El reto no
es tecnológico, es mental”, concluye Rodríguez.
La inteligencia artificial ya no es ciencia ficción ni patrimonio exclusivo de Silicon Valley.
Para las pymes colombianas, es una oportunidad concreta para crecer, sobrevivir y liderar
su mercado. Y el momento de adoptarla no es mañana. Es ahora.