Las excursiones escolares son una herramienta
fundamental en la formación integral de los estudiantes, ya que les permiten
aprender fuera del aula, experimentar de forma directa los temas vistos en clase y
fortalecer habilidades sociales y emocionales. Al visitar museos, parques, otros
países, empresas o sitios históricos, los alumnos conectan la teoría con la
realidad, lo que facilita una comprensión más profunda y significativa del
conocimiento. Además, estas salidas promueven el trabajo en equipo, la
autonomía, la responsabilidad y el respeto por el entorno, contribuyendo así al
desarrollo de ciudadanos más críticos, curiosos y comprometidos con sus
comunidades.
Rosita Caro, directora del Colegio Hacienda Los Alcaparros asegura que "Las
excursiones pueden convertirse en espacios pedagógicos poderosos cuando se
plantean como experiencias formativas, además de recreativas. En contextos de
exploración y contacto con la naturaleza, niños y jóvenes observan, registran y
analizan diversos ecosistemas y culturas. Relacionan sus vivencias con lo
aprendido en las asignaturas y aplican conocimientos y habilidades de
investigación. Estas experiencias enriquecen su forma de convivir, fortaleciendo la
responsabilidad individual, la capacidad de compartir, de manejar diferencias,
tomar decisiones y ejercer liderazgo."
Las excursiones escolares son entonces una herramienta de aprendizaje
experiencial que además de complementar el currículo tradicional, también
prepara a los estudiantes para enfrentar los desafíos del mundo real, y es que
recientes estudios de la Academia Nacional de Ciencias de EE. UU evidenciaron
que el aprendizaje activo reduce las tasas de fracaso del 32 % al 21 % en cursos
universitarios, además de mejorar la retención de información hasta en un 75 %.
Caro plantea como fundamental que los programas de excursiones se basen en
torno a tres pilares:
1. Desarrollo académico: el cual implica aprender sobre las comunidades y
el entorno natural de cada destino.
2. Desarrollo humano: trabajando habilidades blandas como el liderazgo, la
comunicación, el trabajo en equipo y el pensamiento crítico.
3. Habilidades al aire libre: donde los estudiantes aprenden a habitar su
entorno de forma responsable.
Estos pilares idealmente se trabajan en contextos diferentes de los que
habitualmente viven los estudiantes en su colegio, casa o ciudad, viviendo así una
inmersión en un lugar completamente inesperado, que los rete y los mueva
emocionalmente. Acá se hace fundamental la presencia de facilitadores o
educadores experienciales, los cuales ayudarán a guiar estas experiencias que
vivirán los estudiantes, realizando junto a ellos un proceso de reflexión que les
permita transformar lo vivido en aprendizajes útiles para la vida cotidiana.
“Como educadores experienciales debemos acompañar esta inmersión y realizar
algo que se llama procesamiento, en donde se tiene como intención que las
experiencias vividas en la excursión sean el insumo para generar nuevos
aprendizajes, nuevas conclusiones, nuevas formas de relacionarse, acá se invita
al estudiante a preguntarse si aquello que aprendió puede implementarlo en su
vida diaria. Detrás de cada salida hay una cuidadosa planeación que va desde la
elección de destinos poco convencionales hasta la logística, protocolos de
seguridad, pólizas, personal capacitado y seguimiento satelital. Estas experiencias
no se improvisan: requieren entre tres y cuatro meses de preparación, e incluso en
algunos casos se diseñan con un año de anticipación”, expresó Pablo Guerrero,
socio y CEO de la consultora experiencial Andares y exalumno del Colegio
Hacienda Los Alcaparros.
De allí que colegios como Los Alcaparros estén trabajando de la mano de
empresas como Andares, junto a la cual el colegio ha llevado a cabo viajes
alrededor de toda Colombia con más de 400 estudiantes y más de 80 profesores
aliados en campo que ayudan junto al equipo de educadores experienciales de
Andares al fortalecimiento de competencias blandas en los estudiantes.
Como resultado, en este trabajo conjunto, conocido como Educación al Aire Libre
y comúnmente llamado excursiones, los viajes no son vistos como el fin mismo,
sino como un medio para facilitar aprendizajes, fortalecer habilidades y fomentar
una conexión genuina con el lugar que se visita, permitiendo así que los
estudiantes lo conozcan, recorran y desarrollen la empatía necesaria para ejercer
un liderazgo más consciente en el futuro.