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LA ELABORACIÓN DE REGISTRO UNITARIO

La elaboración de datos por medio de máquinas de registro unitario (o a base de tarjeta perforada) comprende tres fases diferentes: introducción de datos en la tarjeta (perforación), su elaboración (clasificación, intercalación, cálculo, etcétera), la obtención de resultados, bajo la forma de perforaciones sobre una tarjeta o de formas impresas (tabulación).


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La Fase de Perforación

En la fase de perforación, los datos contenidos en el documento original (forma de censo, la orden de un cliente, una nota de entrega, etcétera) son pulsados por un operador sobre un teclado y convertidos en agujeros sobre la tarjeta.

Simultáneamente, son impresos en forma normal sobre el borde superior de la tarjeta para lograr comprensión más fácil del significado de las perforaciones.

Esta primera fase es la única que requiere la intervención directa del hombre, lo cual puede provocar errores, pulsando, por ejemplo, un texto equivocado. Las tarjetas se controlan entonces por medio de otra máquina llamada: ¨verificadora¨.


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Clasificación, Intercalación y Cálculo

Las fases sucesivas a la perforación son efectuadas por máquinas que operan de manera completamente automática, con excepción de la transferencia manual de los grupos de tarjetas de una máquina a otra. El procesamiento de los datos perforados sobre la tarjeta se puede articular en varias operaciones, recorriendo los diversos tipos de máquinas.

La clasificadora se encarga de ordenar las tarjetas según códigos pre-establecidos; por ejemplo, introduciendo a la máquina un grupo de tarjetas, estas serán ordenadas según el número de código progresivo, o bien, subdivididas en más grupos según códigos diferentes y reunidas en casillas específicas.

La intercaladora está en condiciones de funcionar reuniendo dos grupos de tarjetas, originando un grupo único, ordenado según cierto criterio. Una forma de proceso muy frecuente también es el cálculo, que se desarrolla por medio de máquinas calculadoras, en condiciones de efectuar automáticamente sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, utilizando los datos contenidos en la tarjeta y con la capacidad de perforar los resultados sobre la misma.


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La Impresión de los Resultados

Los resultados del procesamiento, además de perforados sobre tarjetas, pueden ser también presentados en forma de documentos o forma impresa. Esta última fase se realiza por medio de las máquinas tabuladoras, las que imprimen directamente los datos contenidos en cada tarjeta, o por medio de dispositivos aritméticos especiales, se pueden sumar grupos de datos e imprimir los resultados y totales relativos de los diversos grupos de información.


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La Escobilla de Lectura

El procesamiento de la tarjeta perforada es posible mientras las máquinas de registro unitario estén dotadas de dispositivos de lectura que perciban las perforaciones, transformándolas en impulsos eléctricos que mueven determinados mecanismos internos para lograr las operaciones deseadas.

Las tarjetas para ser leídas salen, una a una, desde la casilla de alimentación y son transportadas bajo las escobillas de lectura, las cuales oprimen contra un rodillo de contacto; una eventual perforación presente sobre la tarjeta, envía a través de la escobilla un impulso eléctrico que hace funcionar un relé, el cual pone así en movimiento un mecanismo que identifica en una cierta posición el dato que se ha leído.


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El Relé Electromagnético

Las máquinas de tarjeta perforada son de tipo electromecánico y utilizan como componente básico los relés.

En su forma más simple el relé está constituido por una bobina eléctrica y una armadura metálica; si se hace pasar la corriente a través de la bobina, ésta atrae a la armadura, provocando así el movimiento de los dispositivos mecánicos de la máquina, ya sea liberando una leva, controlando la rotación o parada de una rueda dentada, la transferencia de un juego de contactos eléctricos, etcétera.

El tiempo necesario para que un relé pase de una posición a otra es del orden de las centésimas de segundo.


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El Tablero de Control

Para adaptar las máquinas de registro unitario a solucionar diferentes problemas, como pasar de la preparación de los pagos a la emisión de las facturas, es necesario hacer los cambios sobre un tablero de control.

El tablero de control está formado por una placa que tiene una serie de perforaciones, en las cuales se enchufan cables con una terminación metálica, la cual hace contacto con terminales de la máquina interconectadas con sus diversos mecanismos internos. Al variar las conexiones en el tablero, se ponen en contacto entre sí los diversos mecanismos de la máquina; consecuentemente, opera en subsecuencias predeterminadas por las conexiones mismas.


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Los Contadores y la Memoria

La ejecución de las operaciones aritméticas está a cargo de los mecanismos de cálculo o contadores, formados por grupos de ruedas y engranes de dientes en movimiento, cuyas diferentes posiciones corresponden a las varias cifras decimales. Si durante el curso de una operación un dato tiene que ser utilizado más de una vez en operaciones sucesivas, interviene la ¨memoria¨, un dispositivo mecánico que se detiene en una cierta posición, ¨recordando¨ así la cifra en cuestión por todo el tiempo que sea necesario.


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Informaciones más Rápidas

Antes de la introducción de las máquinas de registro, todos los procedimientos administrativos (desde la contabilidad de los clientes, hasta la liquidación de las facturas y pago de nóminas a los empleados) se efectuaban manualmente por un gran número de empleados y a través desucesivas transcripciones en los libros contables, dando lugar a notables atrasos y frecuentes errores.

Mediante los procedimientos de registro unitario, toda la información es registrada una sola vez sobre las tarjetas perforadas, que podrán ser utilizadas en forma sucesiva y pueden ser elaboradas, según las necesidades, de muchas maneras diferentes hasta llegar a los resultados deseados. Se eliminan de esta forma los errores causados por continuas transcripciones y se evitan también las costosas repeticiones en el registro de datos similares.

Además, es posible satisfacer requerimientos imprevistos de información (por ejemplo: un listado de todos los clientes deudores del mes pasado) y obtener una serie completa de estadísticas de resumen sobre la situación de la empresa día por día.


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El Desarrollo de las Aplicaciones

Las aplicaciones de los centros de registro unitario son numerosas y pueden cubrir todas las actividades de una empresa pública o privada.

Es posible, por ejemplo, mecanizar la contabilidad de una tienda, desde la adquisición de los productos hasta su almacenaje y, posteriormente, su venta. Esto nos permite, además de conocer en cualquier momento la disponibilidad de un cierto artículo, cual es el valor total de todos los productos en almacén.

La producción de una fábrica puede ser controlada por programa, desde los varios procesos de maquila, o la cantidad de piezas por producir y podrá determinar en esta forma el costo de venta de cada producto. Al final, se pueden preparar facturas para enviar al cliente, controlando de esta forma todas las modalidades de pago y las facturas vencidas.

A través del registro de las horas trabajadas por cada uno de los empleados, automáticamente se preparan las tarjetas que cubren el pago de los servicios, mientras que de toda esta información se obtiene un reporte general de contabilidad fiscal, con datos particulares sobre cualquier actividad desarrollada.

Existen también muchas aplicaciones particulares como, por ejemplo, la preparación de los recibos de la luz o del gas, el registro de los impuestos pagados por los causantes y hasta indicaciones automáticas sobre las pólizas de seguros que se venden en algunas compañías.


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Máquinas más Rápidas y Complejas

Después de la Segunda Guerra Mundial, cuando nacen las primeras calculadoras electrónicas y se empieza su construcción en serie, los centros de registro unitario continúan desarrollándose en gran escala en todo el mundo.

Las máquinas de tarjetas perforadas se hacen cada vez más perfectas y más veloces, gracias a la adición de circuitos electrónicos capaces de llevar a cabo nuevas y más complejas operaciones.


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Los Centros de Registro Unitario en Europa

En los primeros diez años del siglo XX las máquinas de registro unitario tuvieron mucho éxito en Inglaterra y Alemania, desarrollándose también en otros países de Europa.

Mientras continuó el empleo de las instalaciones Hollerith para los censos de población desde Noruega hasta Egipto y de Portugal hasta Bulgaria, cerca de 150 máquinas estaban instaladas en Europa a finales de 1913 por cuenta de organismos públicos, empresas industriales y organizaciones comerciales. Diez años más tarde, en Inglaterra se contaba ya con 100 instalaciones, y en Alemania funcionaban 116 tabuladoras y 100 clasificadoras.

La primera instalación de máquinas de registro unitario en Italia se lleva a cabo en 1914, cuando algunas unidades son entregadas a la Compañía Pirelli y al Instituto Nacional de Seguros. Al empezar los años treintas diversos centros fueron instalados para grupos de gobierno. En 1940, Italia contaba con 60 instalaciones y después de una ligera sufrida a raíz de la guerra, el número sube rápidamente a 80 en 1948 y 139 en 1950.


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Los Centros de Registro Unitario en América Latina

A Brasil le correspondió el honor de instalar los primeros centros de registro unitario en América Latina. Fue en 1921 y se instalaron en Ferrocarril Oeste de Minas, Ferrocarril Central de Brasil, Departamento de Salud Pública y Ministerio de Guerra.

En 1925 se instalan centros en Argentina, en la Dirección de Estadísticas, en La Plata y en Buenos Aires y en el Banco Hipotecario Nacional; en Chile, en los Ferrocarriles Chilenos del Estado.

México instaló su primer centro en 1927, en los Ferrocarriles Nacionales y en 1928 instaló en: Petróleos del Águila, Fábrica de Papel San Rafael y el banco de México. En 1929 instaló en: Compañía de Luz (Mexicana Power and Light Co.), Departamento Central, Petróleos El Águila, en Tampico y Coatzacoalcos (primeras instalaciones foráneas del país) y en el Departamento de Estadísticas, para preparar el Censo de 1930.

En el año 1930 Perú instala su primer centro en la Superintendencia General de Aduanas.

Guatemala instala un equipo de Ferrocarriles Internacionales de Centro América.

Las primeras máquinas alfabéticas de América Latina se instalaron en 1934 en Brasil y en México.

Las tarjetas, elemento básico para la operación de los centros, fueron fabricadas en Argentina desde 1927; México, 1928; Brasil, 1935. Los otros países, las tenían que importar.

Los demás países de América Latina se fueron incorporando poco a poco a la instalación de centros y así tenemos: en 1938, Colombia, Uruguay y Venezuela; en 1941, Panamá, en la Agencia de Seguro Social y en Paraguay; 1945, El Salvador, Ministerio de Hacienda; 1946, México abre sucursales en las ciudades de Guadalajara y Monterrey; 1949; Honduras abre su primer centro en el Ferrocarril de Tela. El último país en abrir un centro fue Nicaragua, en 1954, en el Ministerio de Finanzas y Crédito Público. América Latina ya estaba integrada en su totalidad.


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