FOTO 41
41. Los datos de cada persona, contenidos en las formas del censo eran convertidos en una serie
de perforaciones en una tarjeta de cartulina, dividida en 240 zonas; una perforación en cierta zona
indicaba que la persona tenía 30 años de edad; en otra zona, que vivía en Chicago, etcétera.
FOTO 42
42. El mecanismo con el que se leían los datos de las tarjetas: Se colocaban una a la vez, en una
placa que contiene ciertas agujas; se baja manualmente la placa, las agujas que encuentran una
perforación, tocan un recipiente con mercurio y se cierra un circuito eléctrico, el cual hace avanzar
una posición en un contador determinado; se abre una compuerta y se deposita manualmente la
tarjeta, lo que permitirá subdivisiones posteriores de los datos, como edad, sexo, lugar de
nacimiento.
FOTO 43
43. El instrumento especial, tipo pantógrafo, para perforar las tarjetas; la presencia de un facsímil
de la tarjeta permite la selección de las zonas apropiadas y su consiguiente perforación en la tarjeta
de datos. La idea le vino a Hollerith al viajar en tren y observar como perforaba el conductor el
boleto de un viajero.
FOTO 44
44. Para el censo de 1890 se tuvieron 13 millones de módulos (uno para cada núcleo familiar), que
contenían todos los datos relativos a una población de 63 millones de habitantes.
FOTO 45
45. Durante el funcionamiento de la tabuladora se registraron algunas fallas mecánicas, del todo
ocasionales, aunque hubo un operador que comentó cándidamente: ¨Las fallas, en realidad, se
debían a que alguien extraía el mercurio del vasito por medio de un cuenta gotas, lo echaba a la
escupidera y tenía así un inmerecido descanso en su trabajo¨.
FOTO 46
46. 1890. La tabuladora de Hollerith en funciones en la oficina del Censo de los Estados Unidos. La
presencia de 40 contadores permite contar simultáneamente diversas respuestas proporcionadas
por la persona censada.
FOTO 47
47. Los inmigrantes llegaban a los Estados Unidos de todo el mundo; las ciudades se expandían y
millones de personas se movilizaban hacia el Oeste. El censo de 1890 (undécimo en la historia de
E.E.U.U.) permitió no sólo contar el número de personas, sino también conocer la cambiante
realidad socio-económica, al analizar a la población en todas sus diversas características (país de
origen, idiomas, tipo de trabajo, composición racial, grado de alfabetismo, etcétera).
FOTO 48
48. El éxito logrado en el censo norteamericano hizo que las máquinas de Hollerith fuesen utilizadas
de inmediato para los censos de Austria y Noruega y se efectuara el primer censo en la historia de
Rusia, en 1896.
FOTO 49
49. La máquina a base de tarjeta perforada, invento de Herman Hollerith para el censo americano
de 1890, se difundió rápidamente en todo el mundo por su gran capacidad para resolver problemas
contables y administrativos.
FOTO 50
50. Un folleto promocional de la máquina de Hollerith publicado en Petrogrado en 1894, un año
antes del viaje de Hollerith a Moscú.
IMÁGENES
| 1-10 |
| 11-20 |
| 21-30 |
| 31-40 |
| 41-50 |
| 51-60 |
| 61-70 |
| 71-80 |
| 81-90 |
| 91-100 |
| 101-110 |
| 111-120 |
| 121-130 |
| 131-140 |
| 141-150 |
| 151-160 |
| 161-170 |
| 171-180 |
| 181-190 |
| 191-200 |
| 201-210 |
| 211-220 |
| 221-230 |
| 231-240 |
| 241-250 |
| 251-260 |
| 261-270 |
| 271-280 |
| 281-288 |